Han pasado cinco años desde que Hipo empezó a entrenar a su dragón,
rompiendo la tradición vikinga de cazarlos. Astrid y el resto de la
pandilla han conseguido difundir en la isla un nuevo deporte: las
carreras de dragones. Mientras realizan una carrera, atraviesan los
cielos llegando a territorios inhóspitos, donde nadie antes ha estado.
Durante un viaje descubren una cueva cubierta de hielo que resulta ser
el refugio de cientos de dragones salvajes, a los que cuida un
misterioso guardián. Hipo y los suyos se unen al guardián para proteger a
los dragones de las fuerzas malignas que quieren acabar con ellos.
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